En la orilla las olas y las conchas me susurran cosas, me dicen que si conozco la historia de la pececilla y el cangrejo, como si de un cuento se tratara me dejo mecer por las olas y por las palabras que una a una me llenan mi cabeza de imágenes .

Ella era una pececilla que le encantaba la gente, soñadora, afable, con una necesidad de hacer felices a los demas y de repente un día conoció a su cangrejo, cortes, encantador, ingenioso e inteligente .
Desde ese día el cordón de percepción extrasensorial que centelleaba entre ambos, no distaba de ser milagroso. Y los pocos momentos que pudieron estar cerca fueron inolvidables .
Aunque siempre el espacio y el tiempo, el no saber que decir , el no saber cómo actuar, el medir cada una de las cosas por no saber muy bien como continuar . Siempre un pero… Porque los dos eran actores talentosos, que fingían muy bien por tener una imaginación excepcional. La tendencia imaginativa neptuniana de ella y lunar de el teñían con matices engañosos los que originalmente eran auténticos mensajes recíprocos, produciendo sufrimientos innecesarios.
Y el tiempo paso… La Pececilla recordándolo siempre y el cangrejo dicen que como tiene ese caparazón, es difícil de averiguar si alguna vez pensó en ella. Porque ella suficientemente sensible como para captar el resplandor de un diamante antes de que lo tallaran y lo pulieran. El exhalando una suavidad que la conmovía, y simultáneamente irradiando tenacidad, junto con un obvio sentido de la responsabilidad que le hacia sentir segura.
Un día se volvieron encontrar… Tanto que contar, tanto que decir, tanto que escuchar, tanto que descubrir en la otra persona y mirar aquellos ojos que seguían siendo iguales . Esos ojos que le recordaban tantas cosas, esos ojos que la miraban con ternura, con cariño y que si ella hubiera sido valiente hubiera besado con todo el amor que tenía por dar y siempre al final no era capaz, porque el cangrejo era terriblemente complicado. Porque el jamas demostró cuanto la necesitaba y ella se replegaba en sí misma.
El tiempo había pasado, los años , la vida y ese mar que un día les vio , volvió a verles de nuevo y a sentir todo lo que ellos estaban sintiendo…. Que hay historias que siempre están , que nunca acaban … Porque jamas empezaron. Y quien sabe si algún día podrán comenzar… ¿Porque tanto amor no puede quedarse ahí sin ser dicho, sin ser expresado?. Porque ella necesitaba que su cangrejo la rodeara con sus brazos y se la llevará a su mundo privado.
Una lágrima corría por mi mejilla, hacía aire, la sal se me metía en la boca, empezaba a tener frío y petrificada como esa pececilla que se quedó cuando el volvió a marcharse y no fue capaz de decir todo lo que sentía . Porque se le secó la voz, porque temblaba de amor, porque si su cangrejo se hubiera lanzado, ella habría dejado que saliera tanto amor.
Que ya empezaba a ser tan doloroso que no la dejaba descansar .
Moraleja “La razón de cada uno de ellos quiere estar seguro de que nunca perderá el interés del otro”.
